Las bajas temperaturas registradas en el ártico causó que el permafrost (capa congelada de suelo bajo tierra) de la región se derritiera y haya removido que habían permanecido inactivos por millones de años.
La posibilidades de que una de estas enfermedades causen una pandemia y pongan en riesgo la vida de la humanidad son pocas. Sin embargo, científicos advierten que no hay que subestimar la idea de que eso llegase a pasar.
“Están sucediendo muchas cosas con el permafrost que preocupan, y esto demuestra por qué es muy importante que mantengamos la mayor cantidad posible de permafrost congelado”, señaló Kimberley Miner, científica climática del Laboratorio de Propulsión a Reacción de la NASA, en el Instituto de Tecnología de California en Pasadena.
El permafrost cubre una quinta parte del hemisferio norte y ha sustentado la tundra ártica y los bosques boreales de Alaska, Canadá y Rusia durante milenios. Sirve como una especie de cápsula del tiempo que conserva, además de los virus antiguos, los restos momificados de varios animales extintos que los científicos han podido desenterrar y estudiar en los últimos años, incluidos dos cachorros de león cavernario y un rinoceronte lanudo, reseñó CNN en Español.
Con información de CNN en Español.