La UDO Sucre ha sido víctima de múltiples destrozos y robos en los últimos años. El anhelo de la comunidad es volver a las aulas de clases para seguir escribiendo la historia de esta Alma Máter.
Cumaná. El vandalismo, la pandemia y la falta de sentido de pertenencia pasaron como un huracán por la Universidad de Oriente (UDO), núcleo Sucre. Desde el año 2018, la institución sufrió múltiples destrozos que la llevaron a mostrar la peor cara en sus 64 años de historia.
El desvalijamiento acelerado y el ensañamiento con la institución fue tan atroz que, hoy, algunas áreas parecen escenarios de una guerra mundial. Esto se evidencia en las estructuras destruidas, paredes desplomadas y equipos hurtados.
Los robos en el centro educativo iniciaron en los salones y se extendieron hacia las escuelas de administración, matemáticas, ciencias, cursos básicos, sala de computación, laboratorios científicos y el Instituto Oceanográfico de Venezuela (IOV), acabando con importantes investigaciones realizadas por profesionales destacados.
A finales de mayo y principios de junio del 2020, el Alma Máter vivió uno de sus capítulos más oscuros: el incendio de la Biblioteca Central. El recinto ardió en llamas, consumando una colección bibliográfica y hemerográfica de más de 120.000 ejemplares.
Voz rectoral
Ante los actos vandálicos, la rectora de la UDO Sucre, Milena Bravo, declaró a El Nacional que los responsables de los hechos fueron “bandas armadas que están en Cumaná y que son conocidas por las autoridades encargadas de la seguridad de la ciudad, pero al centro no le prestan apoyo en ese sentido. Se dice que están organizadas, entran y actúan impunemente porque saben que no les van a hacer absolutamente nada”.
La debacle de la Casa Más Alta golpeó fuerte en el corazón de todos los orientales, sobre todo, en la comunidad administrativa, docente y estudiantil, quienes han demostrado que la razón de ser de la universidad va más allá de sus escombros, cenizas o una sede.
A pesar de las situaciones adversas, el espíritu udista no ha muerto y ha sobrevivido en los últimos tiempos en lugares prestados e improvisados. Actualmente, un edificio dentro del Hospital Antonio Patricio de Alcalá (Huapa) de Cumaná, el Colegio de Contadores, la Biblioteca Pública e incluso las casas de los docentes, fungen como aulas de clases de cientos de alumnos en distintas especialidades.
La plaza Pichincha, de la capital sucrense, también ha servido como espacio para agrupar a los jóvenes de la carrera de economía, en la cual José Luis Sánchez se ha desempeñado como profesor por 24 años.
“Aquí estamos, no dejando morir a las instituciones universitarias. No puedo abandonar al Alma Máter porque no tengamos instalaciones aptas. Hemos buscado alternativas para continuar desarrollando los saberes y ésta es una de ellas. Ya vendrán tiempos mejores, pero la Academia hay que mantenerla, darle vida y fuerza”, expresó.
La vocación como impulso
El biólogo marino y profesor de la UDO, con 25 años de servicio, Ángel Fariña, afirmó que la vocación ha sido su clave para seguir instruyendo a los futuros profesionales.
“La universidad era mi segundo hogar y, de repente, fue como si le hubiera pasado un terremoto, o que una avalancha cayera sobre ella. Me quedé sin sitio de trabajo, sin espacio físico para desempeñar mi pasión: enseñar”, afirmó.
Destacó que su afán, interés y compromiso por formar a las nuevas generaciones no ha cesado. “Se mantuvo sin importar las vicisitudes y seguirá mientras Dios me dé salud y tenga vida”, culminó.
El impulso de Fabiana Surga, cursante de Bionálisis, para no desistir y apostar por su formación es la fe. La estudiante comentó que, aun cuando la realidad de la institución es desfavorable, continúa siendo una alternativa excelente.
“Para mí sería un orgullo decir que soy graduada de la UDO. Incluso en otros países, ser egresada de la Casa Más Alta es como ¡guau!, es otro nivel”, aseveró.
Ese sentir lo comparte el docente Sánchez, para él este recinto está en el pensamiento vivo y corazón de todos los orientales. “Cuando a un papá se le pregunta: ¿Dónde quieres qué tu hijo estudie?, la respuesta es automática: Universidad de Oriente”, enfatizó.
El anhelo udista
El deseo de los udistas de volver a su casa de estudios está latente. La esperanza de la comunidad se mantiene viva ante la ejecución de un plan de rehabilitación enmarcado en la Misión Venezuela Bella.
El proyecto impulsado por el Gobierno Nacional pretende recuperar el área de las Petroaulas, el cafetín, la electrificación y los servicios públicos del campus.
Noris Jordán década de la UDO Sucre, afirmó que están esperanzados en hacer nuevamente vida en la institución.
“Esperemos que el próximo semestre podamos estar en las Petroaulas”, afirmó.
Aunque los trabajos iniciaron en octubre del 2022, hasta la fecha no han entregado la obra. Mientras, alumnos, profesores y directivos continúan escribiendo la historia de su Alma Mater en otros escenarios.